En las tierras del Moncayo, cuenta la leyenda que un terrateniente moro, quiso obligar a sus campesinos cristianos a trabajar el domingo. Temerosos de Dios se negaron. Fue entonces cuando el mismo comenzó a labrar la tierra, y esta se abrió y engullo al malvado terrateniente.
Cuentos o no se trata de una sima, digna de ver, y que mantiene un microclima que hace de éste pequeño espacio algo espectacular, un buen paseo para una mañana de domingo, pero ojo!!!
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